miércoles, 8 de febrero de 2012

Se ha ido

Llevo bastante sin escribir, pero la verdad es que no tenía muchas ganas, debido a que Onofre nos dejó.

He decidido escribir sobre lo que ocurrio para poner en aviso a quien tenga una situación similar.

Resulta que cuando le pusimos las vacunas, no sé si a raíz de eso ya que en algunos sitios he leído que pueden causar efectos en los conejos (aunque con ello no quiero decir que no le hubiera puesto las vacunas, es importantísimo vacunarle para que no sufra de ciertas enfermedades gravas y dolorosas), en fin, que comenzó a tener ciertos estornudos, al principio no le hice caso, ya que parecía un simple resfriado, al continuar llevé a Onofre a la "veterinaria de animales exóticos", me comentó que podría ser alergia, así que le mantuviera bien limpia la jaula y cambiara de lecho, y así hice.

Tiempo atrás había cambiado de la viruta/serrín a palitos comprimidos de serrín, pero volví a cambiar a unas virutas de papel reciclado. También cambie la comida, buscando una que tuviera mejores nutrientes y menos grasas. Pero nada.

Se volvió algo crónico, el humor y la apariencia eran normales, no se notaba que estuviera enfermo. A veces tenía más estornudos y a veces menos y otras te asustaba muchísimo porque le daban más seguidos los estornudos. Pero fuera de eso Onofre jugaba, comía bien, se dejaba acariciar, por lo que tampoco le dábamos una urgencia.

En otra visita a la veterinaria, por el mismo tema, no daba soluciones, comentó que eso era una rinitis crónica sin importancia, pero en mis adentros pensaba: Cómo va a ser normal que tenga estornudos y mocos perennemente, eso no debe ser bueno.

Total que decidí investigar por mi lado, y lo que más se acercaba a los síntomas era la pasteurelosis (enfermedad respiratoria), hablé con la vet y me dijo que ya lo vería en otoño.
Pero ese día no llegaría, Onofre nos dejaría un 30 de noviembre sin haber cumplido el año. Veníamos de viaje, y cuando lo sacamos del transportín se veía como mareado, no le dimos importancia, porque ellos pueden marearse en los viajes. Pero comenzó a ser extraño: no veía, se quedaba quieto mirando como al infinito, no pesaba nada al cogerlo... Pensamos llevarlo a urgencias, pero comenzó a moverse y parecía que se animaba, se metio en su jaula y allí se quedó medio dormido, pero derepente le dio un ataque salió corriendo de la jaula, se puso a saltar sin control, hasta que cayó. Lo cogió corriendo mi novio pero... ya nos había dejado. Fue muy duro, tenía tanta vitalidad y era tan pequeño que no pensamos que nos dejaría de esa manera tan brusca.

Hablamos con la veterinaria, pero ni se molestó en atendernos, un simple suprimir su ficha fue toda su acción. Mi dolor era muy grande y también mi enfado, porque se podría haber evitado pero ya era tarde.

Siento escribir entrada tan triste pero tengo esperanza de que alguien que le pase algo similar a su conejo pueda poner solución.

Ha sido muy gratificante e ilusionante escribir en este blog y poder campartir las aventuras de Onofre, no descarto volver a escribir en él, pero no será por el momento.